Miró por la ventana, húmeda.
Las nubes negras se acercaban, llorando, porque nadie las quería.
Las ramas verdes pesaban, de nostalgia.
La tierra empapada atrapaba a cualquiera que intentase pasar por encima, manchando de recuerdos de años pasados.
El lago atrapaba las lágrimas y reflejaba el llanto, de la tristeza de un día lluvioso.
Los caminos borrosos ya no querían marcar la senda a seguir.
Las hojas marrones eran humilladas y caladas en un suelo húmedo.
Pero a ella le daba igual mojarse de llanto,
respirar la nostalgia,
no le importaba mancharse de recuerdos.
Quería acompañar a ese lago paciente,
y trazar nuevos caminos.
Quería recoger hojas y limpiarlas de vergüenza, para que volviesen a brillar.
Y cada día de lluvia, salía a empaparse de llanto y a llorar, felicidad.
Las ramas verdes pesaban, de nostalgia.
La tierra empapada atrapaba a cualquiera que intentase pasar por encima, manchando de recuerdos de años pasados.
El lago atrapaba las lágrimas y reflejaba el llanto, de la tristeza de un día lluvioso.
Los caminos borrosos ya no querían marcar la senda a seguir.
Las hojas marrones eran humilladas y caladas en un suelo húmedo.
Pero a ella le daba igual mojarse de llanto,
respirar la nostalgia,
no le importaba mancharse de recuerdos.
Quería acompañar a ese lago paciente,
y trazar nuevos caminos.
Quería recoger hojas y limpiarlas de vergüenza, para que volviesen a brillar.
Y cada día de lluvia, salía a empaparse de llanto y a llorar, felicidad.